viernes, 12 de noviembre de 2010

cuadernos-notebooks

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El tiempo se me escurre para escribir. Donde están los desayunos tranquilos con los cuadernos y los bares en español con la tostada con tomate y el café por la mañana? las horas infinitas por delante para poder escribir con calma y deliciosa tranquilidad.
No encuentro el espacio para esos momentos en mi vida alemana,
como si los dias no tuvieran tantos huecos,
como que el tiempo fuera mucho más limitado a responsabilidades,
a hacerme mayor; o que simplemente, al vivir en un país más nórdico pasas a tener una concepción distinta del tiempo, menos elástica y flexible, menos libre.

Uno de los objetivos en cuanto tenga un break es volver a Madrid y poder hacer la mudanza. Traerme mis cosas, libros-discos-fotos
y los cuadernos,
todos los cuadernos que desde hace años completas con pequeñas frases-párrafos-paginas-dejar ubicados en el papel sparks de-momentos distintos que segun la rítmica y melodía se pueden convertir en una canción-un artículo-una página nueva de cuaderno que no se convierte en otra cosa. Extraño tener los cuadernos conmigo.

Afuera sopla un viento de tormenta. Y el tener un hogar, o por lo menos, el sentir que se tiene, llena de calma silenciosa.
Una cuevita donde protegerse del invierno.
Quizas se trate tan sólo de hacerme a la manera de escribir de Alemania, con un escritorio de madera de caoba , el pequeno jarrón de porcelana blanco que compré en la tienda de antigüedades de cerca de Gärtnerplatz que siempre me gusta llenar de rosas frescas amarillas y la nieve cayendo fuera.
Posiblemente;
Todo es acostumbrarse supongo.

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